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sábado, 3 de julio de 2010

Capítulo 3// 1.0

Escribe... Annsha

Y como no, direron esquinazo a los guardianes. Salieron hacia el campo, a las afueras de la peligrosa ciudad, caminaron todo lo que quedaba de día, Jonathan, cansado ya de tanto andar le hizo una señal a Mi, para que parase, la anciana, nada fatigada, le miró con una mirada amenazadora, y le dijo:

- Jonathan, siquieres escapar, debemos huir a toda prisa, ¿os qué quieres que el verdugo del Rey te haga picadillo con su hacha?- Le preguntó seriamente la anciana.

-¡Claro que no!-respondió él.-No deseo eso ni mucho menos...- se dispuso a repiclar Jonathan.

-¡ENTONCES MUEVE TU TRASERO!- Le gritó la anciana Mi, casi al oido. Se fijó entonces otra vez en los perfectos y blancos dientes que tenía... y en sus prominentes colmillos...

Jonathan se dispuso a recorrer el camino como una centella, y Mi, lo soguió, al poco tiempo, llegaron al los confines más solitaios del Bosque de las Cabezas Cortadas. Ambos se dispusieron a montar una sencilla acampada en medio de un claro del abrupto bosque, con los pocos materiales que disponían hicieron lo que pudieron y no les quedó nada mal. Y la noche se les echó encima, comieron una porción de las pocas provisiones que llevaban y se echaron a dormir.


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